|
San Millán de Sepúlveda
La Villa de Sepúlveda, en la provincia de Segovia, ocupa un enclave privilegiado en el que hay huellas de asentamientos de diversas culturas, desde la Edad del Hierro a nuestros días. La elección del sitio se explica por las defensas naturales que suponen las Hoces del Duratón, que constituyen un foso natural que facilita sus defensa. La zona fue un buen reducto en la frontera con los musulmanes a partir de su toma definitiva por los castellanos en el Siglo X, y de esa época datan buena parte de las murallas y monumentos que han convertido a Sepúlveda en una Ciudad Monumental.
De esa época igualmente dataría la iglesia románica de San Millán, posiblemente construida en su día sobre restos y aneja a alguna edificación anterior, y formando parte de las murallas defensivas de la villa.
Ya fuera por la desidia del tiempo, o por algún episodio histórico como el breve asedio de las tropas napoleónicas, la iglesia llega a nuestros días convertidos en una noble ruina, con huellas de algún uso no tan antiguo como vivienda rural aprovechando en parte lo que fuera ruina, y completándolo con elementos de distinta factura.
La parte original se compone de una serie de elementos en los que destacan los restos de una torre, dos de cuyos paños cayeron no hace muchos años, y los del ábside de la iglesia y un tramos de una imponente bóveda de medio cañón en mampostería de canto rodado y mortero, sobre arcos fajones de medio punto de dovelas de piedra arenisca. Hay igualmente diversos arcos de distintas épocas, algunos de dimensiones bastante sorprendentes y difíciles de catalogar, otros muy en la línea del románico segoviano de los siglos XI y XII que se pueden apreciar igualmente en otras importantes iglesias de Sepúlveda. También destacan los distintos huecos al exterior, algunos de los cuales constituyen saeteras que atestiguan el orígen defensivo de la edificación.
Qué duda cabe que la torre sería un magnífico puesto de vigilancia, y desde esas saeteras se defendería un amplio territorio, ya que desde ellas se domina una amplia vista, una de las más bonitas sobre las Hoces del Duratón, actualmente declaradas Parque Natural y Zona de Especial Protección Ambiental, y sobre los Campos de Castilla y la Sierras de Guadarrama y Ayllón.
El propietario actual consolidó las partes que más lo necesitaban, y encargó un proyecto para reconstruir la vivienda con las comodidades actuales. Sobre la parcela actual de 1.000 m2, respetando los volúmenes consolidados, e incorporando y protegiendo los restos histórico-artísticos, se obtenía una edificación total de 474 m2, de los que la vivienda ocupaba 92m2 en planta baja con salón cocina y comedor, 78 m2 en planta primera con tres dormitorios y dos baños, y 86 m2 en una gran suite abuhardillada en planta segunda. La parte actualmente ocupada por los los restos de la iglesia propiamente se quedaban simplemente cubiertos y protegidos para permitir su contemplación y evitar el deterioro.
Esta propiedad única se pone hoy a la venta en 400.000 Euros.
|
|