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Molino de Montaña en Sanabria
El molino es una edificación de gran importancia en la historia rural. Es el antepasado de cualquier industria, fundamental en zona de cultivo del cereal. Los molinos constituían un centro rural de primera magnitud. A él acudían a moler, y a intercambiar información, los agricultores de toda la comarca.
Mientras que el molino de viento, ese ingenio moderno ante el que se rebelaba Don Quijote, era poco de fiar porque dependía del capricho de los vientos, el molino de río sólo dependía de su situación en un río con el caudal asegurado. Situado siempre sobre un canal artificial controlado por unas presas que regulaban la fuerza y velocidad de las aguas, la situación de la edificación en una isla umbrosa, el sonido del agua, y el ambiente bucólico, despertaron la atención de los poetas románticos, que situaron allí a la bella molinera, descanso del caminante que compite con el cazador sin escrúpulos.
Los molinos no superaron la invasión de las energías no renovables, pero unos pocos edificios sobrevivieron en aquellos parajes idílicos, cuidados y mantenidos por unos pocos dueños que supieron ver la singularidad y el valor histórico de esas propiedades.
El Molino de Montaña era uno de los molinos de mayor producción de toda la región. Su nombre no se debe a su situación en esta zona serrana, sino a que este era el apellido de las últimas generaciones de molineros que lo llevaron. Está situado en un recodo del Río Tera, el que baja del Lago de Sanabria, y está situado muy próximo a Puebla de Sanabria, en el Lugar de Castellanos. Se encuentra muy bien remodelado con un uso para vivienda, con una edificación auxiliar reciente, que ha estado destinada para oficina de sus propietarios, dedicados a esa molienda de palabras que es la traducción técnica de idiomas.
Los accesos rodados son perfectos, y se llega en coche hasta dentro de la propiedad, que cuenta con garajes para hasta tres coches. También un puente medieval de piedra da acceso peatonal a la isla del molino, que tiene más de 3.500 m2. La isla está cubierta de arbolado frondoso, y de vegetación riparia, típica de las orillas de los ríos, salvo por una pequeña playa que los actuales propietarios hicieron para su disfrute personal.
El edificio principal conserva los gruesos muros de mampostería concertada de piedra, bajo cubierta a cuatro aguas de lajas de la pizarra tradicional de la zona, que ya nos anuncia la tipología de una Galicia muy próxima. Los cercos de los huecos están resueltos con grandes piezas también de pizarra o cuarcita roja, y otros con grandes piezas de granito, que dotan al edificio de una gran personalidad en su exterior, y gran luminosidad en las habitaciones.
Está totalmente restaurado como amplia vivienda, de 340 m2 en dos plantas. En planta baja está la cocina, un baño, y un amplio salón comedor de 54 m2, así como un gran salón. En la planta superior hay tres dormitorios, uno de ellos formando una gran suite de casi 100m2, otro baño, y un saloncito. Sobre los dormitorios hay un amplio espacio bajo cubierta, actualmente sin uso. El interior está decorado con gran gusto, en un estilo rústico que saca buen partido de los materiales naturales, y que se complementa muy bien con mobiliario antiguo y obras de arte de calidad.
La oficina de traducción está en edificio anejo de nueva planta, construido en un estilo similar que no desentona. Tiene 125 m2 por planta, incluyendo una baja donde está el garaje y espacio disponible, y una primera con varios despachos, baño, y una cocina.
Como edificación adicional, cuenta con caballerizas muy amplias para tres caballos.
La zona de Sanabria es uno de los destinos rurales más interesantes en Castilla y León. Situado en la llamada Autovía de las Rías Bajas, está muy bien comunicada con toda España, a solo un par de horas de Madrid, y muy accesible desde toda la zona noroeste.
Por sus dimensiones y situación, se trata de una propiedad muy indicada para un uso de turismo rural.
Se encuentra a la venta en 600.000€
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