Cuadra en Sobrescobio (Asturias)

Nuestras Joyas Inmobiliarias son un lujo para privilegiados pero, contrariamente al prejuicio habitual, pueden ser muy asequibles para quienes sepan apreciar el valor de la simplicidad tradicional.

Uno de estos lujos es un refugio como este en la aldea de Ladines, del concejo de Sobrescobio, que junto con el de Campo de Caso compone el Parque Natural de Redes en Asturias.

El Parque Natural de Redes, de 376 m2 se caracteriza por una orografía de media y alta montaña, que se desarrolla entre las cotas de los 400 m y los 2.104 m del Picu de Torres. En este paisaje abrupto coronado por majestuosos macizos de roca caliza, los valles son de gran belleza, tapizados con bosques de haya, roble y castaño, y sirven de refugio a una amplísima fauna natural y una reducida población humana.

Redes es la parte natural de la Comarca del Nalón, que tiene su contrapunto en las zonas bajas de Laviana a Langreo, en el descenso del Río Nalón. Allí se empezaron a instalar las primeras industrias aún a fines de S XVIII aprovechando la energía del carbón, lo que nos ha dejado interesantes ejemplos de lo que hoy se estudia como Arqueología Industrial.

En este entorno privilegiado se desarrolla una arquitectura popular del máximo interés. Como dice el arquitecto Carlos Flores, máximo experto en arquitectura popular española, “...sin duda el plato fuerte de este itinerario... siendo lugar relativamente pequeño, ofrece un muestrario casi completo de los diversos tipos más representativos de la arquitectura popular asturiana...” y como pie de foto a un pajar muy similar al que aquí presentamos “...Unos de los pajares de la zona comprendida entre Rioseco y Soto de Caso. Construcciones de dos plantas con piso de madera en la superior, gruesos muros de mampostería y cerramiento de seto que proporciona la ventilación necesaria para la buena conservación del heno encerrado en su interior... Pese a su total primitivismo, la obre posee una indudable belleza y hasta un cierto refinamiento plástico.”

Se le queda a uno la pluma en alto, o más bien se le bloquea la tecla, porque es difícil explicar en pocas palabras el enorme encanto de un edificio tan humilde, con una base sólida sobre la que se alza una planta ligera con una fachada simétrica, con tres tramos grandes centrales y uno pequeños en cada lado. Sólo el detalle de la zapata y la barandilla sobrealzada en el lateral es la perfecta ilustración de cómo “..los problemas más complejos suelen verse resueltos mediante una suma de soluciones simples en sí mismas cada una de ellas...” dotándole de una gracia de la que raramente disfrutamos en nuestro entorno urbano.

El tiempo ha ido cambiando las cosas, pero uno de los laterales está tapado con tablazón, y quizás fuera gallinero, pero aún nos recuerda alguna galería tradicional con un extremo cegado para hacer un aseo.

Su último uso ha sido el de cuadra, pero la planta superior debió ser vivienda originalmente, como indica la barandilla torneada. Al convertirse en cuadra, la planta superior quedaría de alpendre o almacén de la paja y pienso, que se iría bajando a lo largo del invierno por un agujero en el suelo a los pesebres de los animales de los animales que tendrían su establo su establo en la planta inferior. Para mejor cargar la paja desde un carro en la calle, se ha sustituido el tramo central de la barandilla torneada por unas tablas de quita y pon, y aun quedan balaustres torneados de testigo, como se sustituyó la fachada por unas tablas para asegurar la buena ventilación de la paja.

La planta baja es de mampostería de la piedra oscura que se usa para edificar, con piezas de tamaños variados pero sentadas en seco con gran maestría y formando un muro con una cara exterior tersa de gran efecto plástico. La planta baja es ciega salvo por el gran portón de acceso, con jambas formadas por grandes piezas de piedra, sobre todo las inferiores. Dado el tamaño del portón, dimensionado para el paso de los animales, el dintel está formado por un cargadero de madera de gran longitud, para conseguir un buen empotramiento en el muro.

La planta es de 50 m2, y se podrían habilitar dos plantas y espacio bajo cubierta, aunque todo ello habría que hacerlo con la habilidad necesaria para conservar las características distintivas de esta arquitectura sin por ello renunciar a las comodidades modernas, aunque todos bien sabemos que lo más cómodo es quedarnos en casa. Claro que no disfrutaríamos de las impresionantes vistas que se tienen desde la planta primera, dominando el hórreo en primer término, las huertas en bancales un poco más allá, luego los bosques y los prados, y las cumbres de Redes sobre todo ello.

Hay un anteproyecto para su reconversión. Si el comprador lo desea, podemos recomendarle una empresa local ya acostumbrada a este tipo de dilemas, y absolutamente familiarizada con los materiales y técnicas de la arquitectura local, seria y formal, cumplidora de plazos y presupuestos...

El precio de venta es de 34.000 Euros

Un lujo asequible.